La Escuela Dominical es la escuela de enseñanza bíblica de la iglesia, que evangeliza mientras enseña, conjugando de esta forma los dos lados de la comisión de Jesús a la Iglesia, según Mateo 28:20 y Marcos 16:15.
Ella no es una parte de la iglesia:
(1) Es la misma iglesia impartiendo enseñanza bíblica planificada.
(2) Es un ministerio personal para alcanzar niños, jóvenes, adultos, a la familia, a la comunidad entera, tal como lo hacía la Iglesia en los días apostólicos.
(3) Es la única escuela de educación religiosa popular que dispone la iglesia.
La Escuela Dominical, funcionando debidamente, es el pueblo del Señor, estudiando la Palabra del Señor, en el día del Señor, en la casa del Señor.
La Escuela Dominical existe para impartir, a pequeños y a grandes, enseñanza religiosa según la Palabra de Dios, de manera pedagógica y metódica, como es de esperar de una organización que lleva el nombre de escuela. Siendo la enseñanza en la Escuela Dominical un ministerio personal, el verdadero maestro de ella estará siempre más cerca de sus alumnos en la iglesia, que cualquier otro obrero de la misma, incluso el pastor. Entonces, una Escuela Dominical debidamente organizada, cuya dirección y cuyos maestros sean espirituales e idóneos, capacitados en la enseñanza bíblica y equipados con literatura y medios apropiados, será un poderoso y eficiente ministerio personal para alcanzar a todos en la iglesia, en la familia, y en la comunidad.
La enseñanza en la Escuela Dominical de las doctrinas y verdades eternas de la Biblia, debe ser pedagógica y planificada como en una escuela, sin dejar de ser profundamente espiritual, por supuesto.
La Escuela Dominical también coopera eficazmente con el hogar en la formación de hábitos legítimos y cristianos, prácticas y deberes sociales y bíblicos, dando como resultado la formación del carácter ideal, según los principios del verdadero cristianismo.
La escuela secular instruye y contribuye a la formación de buenos hábitos, pero no promueve la formación de un carácter genuinamente cristiano. Ella se ocupa prioritariamente del intelecto del alumno. La Escuela Dominical, por su parte, por ser genuinamente bíblica, educa e instruye mediante la enseñanza de la Palabra de Dios, dando prioridad al corazón del alumno. El orden divino que se encuentra en Hebreos 10:16 no debe ser alterado: corazón y mente, y no al contrario. La Escuela Dominical evangeliza mientras enseña. Por lo tanto, ninguna lección debe terminar sin una aplicación personal, específica, evangélica. Quien evangeliza habla al corazón, y quien enseña habla a la razón, a la inteligencia, dependiendo, como es obvio, del Espíritu Santo.
Ahora bien, la Biblia es la revelación progresiva de Dios, y su constante estudio bajo la dirección del Espíritu Santo, nos conduce a una creciente revelación de él y a las visiones más gloriosas de su divina persona. Es evidente que este estudio debe ser gradual, dosificado, en clases, de acuerdo con las diferentes edades, respetando de esa manera las diferentes etapas en la vida humana, para que haya un verdadero aprovechamiento. Las escuelas seculares actúan de la misma manera con su alumnado.
La Escuela Dominical, debidamente preparada, es una realidad de formación religiosa popular de las iglesias evangélicas.
Es allí donde los niños, desde su más tierna edad, y los adolescentes y los adultos reciben la sana e inspiradora enseñanza de las Escrituras para su beneficio:
(1) los niños reciben formación moral y espiritual
(2) los adolescentes forman su personalidad cristiana
(3) los adultos renuevan sus fuerzas morales y espirituales para una vida cristiana siempre fructífera y abundante
Tomado del libro “Manual de Escuela Bíblica” escrito por Antonio Gilberto y publicado por Editorial Patmos.